“Aquel que solo está preocupado por vivir, olvida fácilmente disfrutar de la vida”
Disfrutando, curiosamente así es como nos encontrábamos en mitad del corredor que da acceso a la cima del Anayet por su ruta clásica.
Basta ponerse un par de crampones, llevar piolet y asegurarse con arnés y cuerda para sentir esa felicidad entre la soledad de la roca y el hielo que ofrece la lejana mole, fuera de toda vista de la élite de esquiadores alpinos que nos da Formigal, como si para ellos no existiese más belleza que la que da la nieve artificial y unos cuantos remontes. Seguir leyendo «Anayet invernal.»