Abstinencia.

Abstinencia: Acción de abstenerse o privarse de alguna cosa.

A que acojona. Suena terrible. Privarse de algo, vaya tontería, pudiendo tenerlo todo ¿Verdad? O no. Porque no se puede tener y hacer de todo. Porque el que mucho abarca poco aprieta. ¿O sí?

A lo que vamos, que me voy por las ramas. 18 de junio de 2017. Faltan dos meses para el gran objetivo deportivo del año. Para recorrer una salvajada de kilómetros y llegar a Zermatt; para aclimatar, subir al refugio e intentar, al día siguiente, escalar el Cervino; y para volver, enseñar fotos y vídeos y contar una experiencia más, con cima o sin ella.

Dos meses y yo, tonto de mí,  en abstinencia. Abstinencia de motivación, de estímulos. De pensar en el reto. Y no es ausencia, que también. Y es que este año está siendo diferente.

Salgo menos a la montaña, escribo menos, escalo mucho y pateo poco. Escalo, o lo intento, porque me falta, un nosequé. Cervino apenas suena en mi cabeza. Pienso poco. Siento poco. Y eso es raro.

Es raro, mas cuando sólo hay un responsable. Ha sido decisión propia. No nos vamos a engañar ahora, mirar para otro lado o echar la mierda a otros.

Así que, como siempre, tenemos dos opciones: Seguir poniendo excusas, negando lo obvio, sin mover un dedo. O hacer autocrítica, espabilar, mover ficha.

Arrancar el día con el frío y el rocío. Caminar con las primeras luces del alba. Escuchar nada. O todo. Sentir la respiración, acompañada de tu patata. Bum-bum; bum-bum. Levantar la cabeza y respirar limpio. Agotarse. Estrellarse, en ese cielo lleno de puntos blancos. Acostarse y sonreír sin motivo. Sin ruido. Paz. Pura vida.

Porque cuando sabes lo que hay que hacer, simplemente hay que limitarse a hacerlo.

Nos leemos en la próxima.

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“Ahora que lo pienso, es imposible ganar algo sin perder otras cosas. Lo que debes procurar siempre, es que ganes lo que ganes, jamás seas tú el que se pierda.”

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