Hulio.

Julio.

No existe mes mejor en el año. Y los que prefieren otro no saben lo que se pierden.

No les puedes culpar. No son conscientes que julio suena a cabañas en la montaña, construidas con cuerdas de tender y ramas de todos colores, y supongo que sabores.

Tampoco saben que julio suena a trepar por árboles, jugar al escondite por la noche, mirar puntitos blancos brillantes por encima de nuestras cabezas, y conversar hasta que se seque la boca. Seguir leyendo «Hulio.»