Petrechema (2.371m) || Valle de Ansó

Cuando la monotonía del estudio te absorbe, es fácil olvidar que hay cosas muchísimo más importantes que un examen. Es sorprendentemente sencillo perder el norte, obnubilarte, cegarte. Quizás, incluso obsesionarte. A veces distingues bien esa línea, y otras no tanto. La suerte es tener gente que te recuerde lo esencial: furgoneta, montaña, esquí y nieve.

De esta última la cosa va escasa, porque el anticiclón está agarrado como una garrapata. A pesar de ello, Ari y yo decidimos viajar al Refugio de Linza, para volver a respirar aire limpio.

Nuestra idea es clara: esquiaremos lo que se pueda, sino, andando y con crampones, hasta el punto más alto de una cima a la que le tengo muchas ganas. Más por una zona desconocida para mí (y para nosotros), que por la esquiada en sí.

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