Pic d´Astú y Malacara || Astún

12 de enero de 2023.

La idea inicial era realizar una circular desde el Ibón de Escalar, y cruzar al lado francés por el collado de los Monjes, pero al llegar al parking, observamos la escasa nieve que hay en toda la zona sur de la estación, y en este deporte, mucho más que en otros, es imprescindible saber improvisar. Asumir los cambios. Adaptarse. Y fluir. Algo así como en la vida, ¿no?

Empezamos foqueando por pistas, pegados a un lateral, sin molestar, por mucho que los «altos cargos» de la estación quieran hacer creer lo contrario. Antes de llegar al telesilla de Truchas, nos desviamos a la derecha trazando una diagonal hasta alcanzar el collado de Astún.

Las vistas desde aquí son increíbles. El pico Malacara y Canal Roya a nuestra derecha. El majestuoso Midi d’Ossau en el centro, con las paredes del Casterau y Paradis en primer plano. Pic d’Astú y Pico de Los Monjes a la izquierda. Además, aquí sí hay nieve. Y, por las huellas presentes hechas por los grupos que ya vemos al fondo del valle, pinta polvo.

Nos desviamos hacia la izquierda para alcanzar el Pic d’Astú, aunque no llegamos propiamente a la cima. Cuando finalizan las huellas hacemos un delicioso descenso hacia los llanos de Rébec hasta que la inercia nos hace parar. Tras decenas de giros dejando la huella de nuestros esquís, volvemos a calzar focas para subir al collado previo a la cima del Pico Malacara.

El viento sopla fuerte, así que sin pensarlo mucho, quitamos pieles y descendemos por el filo hasta el collado de Astún, y desde ahí, por el camino de subida, de nuevo a las pistas para llegar en apenas unos minutos a la base de la estación.

Dos días después, el panorama en la misma zona era completamente diferente; con nieve costra y dura. Es tan difícil acertar en este deporte que a veces puede llegar a desesperar. Pero, si tienes la suerte de acertar en el día, como a nosotros nos ocurrió, el disfrute es máximo.

Y aquí viene la reflexión final: Inténtalo hasta el final. Se testarudo, obstinado si así lo deseas. Pero aprende a «fracasar». A vivir en la cara B. A disfrutar del «casi». A asumir que a veces las cosas no pueden ser, que no todo es «Mr. Wonderful». Y que no pasa nada porque, aún con todo, y como decía Andrés Montes, «la vida puede ser maravillosa».

Y lo es, ciertamente lo es.

La nieve ha vuelto para cubrir de blanco todo lo que debería estar tapado hace días. En mente, alguna salida a la que tenemos muchas ganas, y con la que está cayendo, solo puede ir a mejor. Así que nosotros ya estamos afilando cantos.

Nos leemos en la próxima, hasta entonces ya sabéis: planes, y pura vida.

David.

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