Spectra (6b / 130m) || Peña Rueba

Hay días que puedo pasar horas leyendo reseñas de vías de escalada. Me gusta investigar, buscar información sobre nuevos sitios en los que haya grandes paredes y líneas que se adaptan a mis posibilidades. Me gusta buscar ésas que me van a suponer un esfuerzo no sólo físico, sino mental. Y a veces, hasta pasar un poco de miedo. También leo sobre aquellas que seguramente nunca estaré capacitado para hacer, pero sueño con ellas. Me visualizo escalándolas, y a veces se me eriza la piel con el simple hecho de pensarlo. Os podéis imaginar lo que siento cuando a veces las consigo hacer realidad.

También, me gusta leer de sitios en los que ya he estado. Porque si algo tiene una pared, una montaña, una tapia, son decenas de formas de subir a ella.

A veces, también, la cabeza no está preparada para querer sufrir. Porque no nos engañemos, hay que estar muy acostumbrado a cierto tipo de vías para salir finde tras finde a escalarlas. Muchas veces, simplemente, apetece pasar un buen rato, apretando y siguiendo la línea del parabolt. Soy muy fan del Love Climbing, que por otro lado, te da la base para empresas mayores.

Luiggi nunca ha estado en Peña Rueba, así que le pongo remedio proponiéndole una vía bastante reciente y de grado divertido: Spectra. Como la vía comienza en la parte alta del mallo de La Mora (a la derecha del característico Diedro Royo), escalamos los tres primeros largos de la Final Fantasy, que ya hice con Ari el año pasado.

Hemos madrugado demasiado y estos metros los hacemos en una sombra que parece no acabar nunca. Mucho frío y unas manos insensibles hacen que subamos por el primer V+/6a sin saber qué estamos agarrando exactamente.

Luiggi viene de la deportiva y tras su curso de largos en Riglos (sí, gente ruda), dice: «Así da gusto con tantas chapas«. Ya os lo decía: nos gusta el Love Climbing.

Tras L2, Luiggi supera un corto muro con presa pequeña (y sicada) que le da el grado de 6a+, para salir por fin al sol y a pie de la vía Spectra, propiamente dicha.

L3 Final Fantasy

Escalo L1 de 6b (nuestro L4) en una fisura con roca delicada, pero que consigo superar sin tirar nada. La llegada a la reunión tiene un paso algo extraño, pero ya os he hablado otras veces de la subjetividad de la dificultad en escalada. Mi cordada no tiene la misma suerte y le salta un balón de fútbol sala que le hace (y hará) estar resentido del hombro durante días. Labores de limpieza en altura.

Aún así, abre L2 (6a), serpenteando por la pared hasta una panza previa a la R que supera sin problema.

Los siguientes metros comienzan por un diedro hacia la derecha hasta plantarnos debajo de una panza con mucho canto que, con un poco de punch (poco, recordad que somos muy malos), sale bien. Treinta metros de 6b.

Esto se acaba. L4 (6a+) recorre un espolón hasta un muro más vertical y fino que abre Luiggi. Y de ahí, metros sencillos de V hasta la cadena donde convergen infinidad de vías en la cima del mallo La Mora.

Escalar en un estado mental en el que sólo piensas en el siguiente paso, mientras ríes o dices numerosas tontadas y frases sin sentido, es el regalo que nos dan este tipo de vías. El objetivo es alcanzar esa paz mental cuando el parabolt dista un poco más de lo que a veces, nuestra cobarde cabeza, está dispuesta a tolerar.

Es hora de volver a soñar con paredes. Con vías de la lista de deseos. Con escaladas en las que la satisfacción al volver a casa, en suelo firme, tras una ducha reconfortante, es el doble que cuando la estás realizando.

A veces, en la incomodidad está el progreso.

Nos leemos en la próxima, hasta entonces, ya sabéis: altura, y pura vida.

David.

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