Lunes, 6 de marzo de 2023.
– «Es el plan maldito.» Decimos en voz alta mientras buscamos, una vez más, alternativas. La meteo ha vuelto a hacer de las suyas y nos hace tirar de la lista de deseos. Por suerte, de esto último tenemos mucho, así que en apenas cinco minutos estamos leyendo la descripción de la circular a los Dientes de Batanes, que promete uno de los mejores descensos en esquí del balneario.
Intento limitar, injustamente, el valle de Tena. Procuro seleccionar el momento para subir evitando en la medida de lo posible atascos, aglomeraciones, bullicio… con la idea de pasar una jornada escuchando únicamente el sonido del jadeo y el latido.
Arrancamos con los esquís a la espalda por la GR-11 dirección a Brazatos. Podríamos calzar esquís desde el inicio, pero al ser orientación oeste, la nieve está dura y se va muy cómodo andando.
Por encima de 1850 metros giramos a la izquierda para pasar por debajo del acueducto y salir, tras un cómodo flanqueo descendente, a los llanos de Bozuelo. Nunca había subido a los llanos por ahí y me parece especialmente bonito: bosque, nieve y soledad.

Enlazamos, ahora sí, con el camino normal hasta el Refugio de Bachimaña sobre nuestras tablas. La cuesta del Fraile, previa a los ibones, es un autentico patatal con multitud de huellas. Vemos a varios grupos por delante. Será el único momento del día en el que nos encontraremos con gente.
Tras un pequeño descanso en el refugio, avanzamos hasta la muralla del embalse para superarlo por su derecha, y foquear sobre el ibón helado. Giramos a la derecha para meternos en una amplia canal que nos llevará, más adelante, hasta el ibón de Xuans.

Ascendemos en solitario siguiendo una huella previa perfecta (gracias a quien se la currara). La temperatura es muy agradable y el esfuerzo, aunque intenso, no nos exprime tanto como en nuestra última ascensión al Pico Aspe.
Antes de alcanzar el collado entre el Pico Xuans y el Pico Serrato, vemos como un grupo asciende por el corredor oeste del Serrato, una canal directa y estética que finaliza en el filo del mismo pico. Nosotros pasamos a los pies de los Dientes de Batanes: tres picos de sierra muy atractivos cuya cima Oriental ni nos planteamos. Quitamos pieles y emprendemos el descenso hacia Labaza sobre nieve transformada.

Son las 3 de la tarde y la pendiente ayuda a hacer infinitos giros hasta el inicio del bosque donde horas antes iniciábamos el ascenso. Aquí, el disfrute se acaba para activar el modo «esquí de supervivencia» y «cuña infernal», descendiendo así hasta el balneario.
El valle de Tena sigue guardando rincones maravillosos que merecen una y mil visitas, y yo ya estoy esperando a que se limpie de nieve para dar una vuelta con los pies de gato en la mochila.
Mientras, nos encaminamos a cerrar la temporada con unas pocas salidas más, y todo apunta a que serán en el mejor valle del Pirineo…
Nos leemos en la próxima, hasta entonces ya sabéis: Montaña y pura vida.
David.
