¿Por qué?

Hay que elegir.

Por mucho que te empeñes, vas a tener que dejar de lado amistades, familia, planes, compromisos, o una terrible mezcla de todo lo anterior, para exprimir tu pasión.

Pasiones hay muchas, tantas como montañas. Y, en la mayoría de las ocasiones, no tienes que justificarlas, ni explicar por qué haces lo que haces. O por lo menos, no deberías. Tampoco sé si podrías. Quienes la comparten, ya la entienden, y quienes no, sería como chocar con una pared.

A pesar de todo, y aunque sea contradictorio, este blog nace de la necesidad de intentar transmitir aquello que se vive allí arriba. De intentar explicar por qué hacemos lo que hacemos.

Siendo consciente de la cantidad de errores que pueda cometer, lo siento, ya desde el principio. Soy un pésimo escalador, un intento de montañero, un aspirante a pirineísta, y un maestro que aprovecha su tiempo libre para salir ahí a fuera.

Aquí te cuento mis sensaciones, totalmente subjetivas, de cómo vivo mis experiencias. Y si se acerca lo más mínimo a la realidad, será pura casualidad. Puede que te encuentres con que escalo un 6b sin colgarme en ninguna cinta y bailando por la pared, pero también que suba por un IV- y pase más miedo que siete viejas. Y ambas serán verdad. Porque uno no es dos veces la misma persona.

Bienvenido a mi desván. Donde queda un trocito de mí, de mi verdad. El cajón de sastre en el que guardo mi pasión. Con la intención de que al leerlo, tanto a ti como a mí, se nos mueva algo por dentro. Algo así como un deseo irrefrenable de aprovechar cada segundo.

Y recuerda, que en contra de lo que muchos piensan, no subimos para luego bajar. Nosotros bajamos para volver a subir. Y quizás así, empieces a ¿entender? el porqué, el motivo por el cual nos encontramos “al filo de lo incomprensible”.

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